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De niña campesina a ser la primera Piloto Paraguaya

En ocasión del acto de entrega de brevets a los nuevos pilotos a cargo del General José Félix Estigarribia, al tocarle el turno al joven llamado Víctor Rafael Servián, el General se dirigió hacia la hermana de este, Berta y le prendió el brevet en el vestido, porque fue ella quien motivó a su hermano a inscribirse en la Escuela de Aviación Militar, diciéndole:

“Usted se merece este brevet, pues ha dado a nuestro país un excelente aviador militar”. Berta, muy emocionada, le preguntó si alguna vez ella podría ser piloto, a lo que el general le contestó inmediatamente: “Por supuesto, mañana mismo inscríbase en la Escuela de Aviación Civil!

Así Berta inició sus estudios de aviación. Y recibió su brevet de Piloto Aviador Civil, Categoría “A” el 12 de Octubre de 1939, a días de cumplir los 25 años. Berta Servián Méndez nació un 18 de octubre de 1914, entre dos pintorescos y tranquilos pueblos, Yegros y Yuty, en el hogar de don Victorio Servián y Manuela Méndez de Servián. Era la novena de entre diez hermanos. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de Coronel Bogado y los 10 años de edad se trasladó con sus padres a Asunción, donde continuó estudiando.

Su pasión por volar en una máquina le vino de muy pequeña cuando un coronel amigo de sus padres aterrizó cerca de su casa y la invitó a visitar la Base Aérea del pueblo. «Al verme tan entusiasmada con las evoluciones de la máquina, que yo veía por primera vez en la vida, contestando a mi pregunta de si las mujeres podrían volar. me dijo; “quien quiere puede hacerlo empeñándose”.

Su vocación iba a tener algunos escollos ya que, siguiendo el hilo de su relato, en esa época el ideal de una familia paraguaya bien constituida era preparar a las niñas «moral y espiritualmente para ser una buena ama de casa».

Fiel a los cánones dictados en aquellos años, estudió corte y confección, como una “buena chica”, debiendo dejar de lado sus ganas de volar. Pero sus sueños de pilotar una aeronave nunca la dejaron. Fue así que, con el pequeño “empujoncito” que le dio nada menos que el General Estigarribia, se inscribió en la Escuela de Aviación Civil del Paraguay. Era el año 1938 y ella contaba con 24 años de edad.

Aprendió a volar en los Caudrón C.272 Luciole, siendo sus instructores los Capitanes PAM Luis Escario y Abdón Álvarez Albert del Aeroclub del Paraguay y tras once horas y catorce minutos de vuelo en doble comando, con ciento noventa y cinco aterrizajes, el 10 de Febrero de 1939, realizó su primer vuelo sola.

Con respecto a este primer vuelo:

«Todos mis compañeros e instructores sabían que aquel día volaría sola por primera vez, menos yo”.
Ese día, Berta realizó varios vuelos con su instructor y después de uno de los aterrizajes, el instructor se bajó del avión ordenándole a Berta que continúe sola. “Lo vi desprenderse el cinturón de seguridad y bajarse, haciéndome señas con la mano me dijo:

“Siga adelante, Berta… Vaya con Dios”.
“Carreteé hasta el lugar indicado para el decolaje, me cercioré con un vistazo al instrumental de que todo estaba en orden para la salida. Me persigné, encomendándome a Dios y… Adelante, Berta”.

Con su primer vuelo en solitario, Berta Edelmira Servián Méndez, escribió su página de gloria en el libro grande de la mujer paraguaya.

Aterrizó victoriosa y fue recibida jubilosa por sus compañeros, quienes la esperaban con un collar de flores, que entre abrazos y algarabía la colocaron al cuello.

Seguidamente, en medio de una alegría generalizada, dos compañeros la tomaron, cada uno de sus brazos y otros dos, de sus pies y la llevaron corriendo hasta la piscina del lugar para, después de hamacarla tres veces, arrojarla al agua.


Berta, alegando su condición de mujer, les suplicó: “¿Cómo a la única hermanita que tienen, le van a tratar con tanta brusquedad? Yo me largaré sola del trampolín”. Sus compañeros accedieron y Berta se tiró al agua, zambulléndose en su simbólico bautismo como piloto de avión. Como la primera paraguaya piloto de avión. A los saludos se sumaron todos los camaradas, mecánicos y hasta los soldaditos que hacían la guardia, siempre con lágrimas en los ojos.

Debido a su posición política era militante del Febrerismo tuvo que buscar rumbos a su vida por otros cielos. Se alejó de la aviación y en 1950 viajó a Buenos, donde, gracias a su profesión de modista, trabajó para una prestigiosa firma bonaerense y se destacó como dirigente gremial, logrando importantes reivindicaciones para sus compañeras de trabajo. Se casó y no tuvo hijos. Falleció en Asunción, el 21 de mayo de 1996.

A lo largo de su vida, Berta Servián de Flores recibió numerosas distinciones y muestras de reconocimiento de colegas y compatriotas, así como de instituciones extranjeras. El Aeropuerto de Caazapá lleva su nombre en homenaje a esta valiente jovencita que se atrevió a romper con los moldes pre establecidos.

Así una niña campesina, de la más pura “tierra adentro” logra entrar en las páginas de la historia, rompiendo con todo tipo de modelos y tabúes, no solo de la sociedad toda, sino también a los de su propia familia, demostrando una vez más que con decisión, actitud, trabajo y esmero se puede llegar hasta el mismísimo cielo!

Articulo por Asociación Cultural Mandu’arã.

Créditos a los autores.

RECOPILACIÓN Y RESÚMEN: Helen Gomez de la Fuente Primerano

Fuentes:

Lic. Antonio Luis Sapienza Fracchia – La primera aviadora paraguaya P.A.C. Berta Servián.

Luis Verón – Mujer alada e intrépida. Una pionera paraguaya en el oficio de pilotear un avión.

Christian Villalba

Apasionado de la fotografía y de la aviación. Despachante de vuelo. Desde la ciudad de Luque , Paraguay

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