Aviación Militar

Crónica de un vuelo con la única tripulación femenina de Black Hawk de América Latina

Desde la base de Rionegro, Antioquia, salen a misiones por casi todo el territorio nacional la capitán María Alejandra Charry, la subteniente Camila Hernández y la aerotécnica Fernanda Rodríguez. Esta es su historia.

La capitana María Alejandra Charry ha prestado apoyo aéreo a tropas en tierra, ha ayudado a evacuar militares durante combates, pero una de las situaciones que más tiene presente es la búsqueda de una aeronave desaparecida el 9 de agosto de 2016 en Fredonia, suroeste antioqueño.

Como piloto del Ángel, uno de los helicópteros Black Hawk del Comando Aéreo de Combate No. 5 (Cacom 5), en Rionegro, en el oriente de Antioquia, se le asignó la misión de salir, hacia las seis de la tarde de ese día, en la búsqueda de la avioneta Cessna en la que iban un instructor y dos alumnos de la academia de aviación Los Halcones. Pese a las difíciles condiciones atmosféricas, ella y su tripulación sobrevolaron algunas horas, hasta recibir una señal de la radiobaliza del aparato desaparecido que les confirmó el lugar exacto del accidente.

A las 7:06 de la mañana del día siguiente se logró el primer avistamiento y uno de los rescatistas descendió por el cable de la grúa del Black Hawk y encontró al instructor y a uno de los alumnos fallecidos. “El otro no está, me decía. Yo le insistí que buscara, hasta que por fin lo ubicó”, relata la capitán Charry. Ese momento lo compara con las veces que, ya en tierra, ha sido abrazada por hombres curtidos en el combate, quienes van a buscarla para agradecerle su ayuda durante situaciones difíciles, en medio de confrontaciones armadas.

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María Alejandra es la primera comandante de un helicóptero Black Hawk en el país, con una tripulación en su mayoría femenina, pues con ella vuelan la subteniente Blanca Camila Hernández (copiloto) y la técnica Fernanda Rodríguez. Están en el equipo Ángel, denominación de la FAC a naves configuradas para operaciones de rescate y misiones humanitarias y sociales, pero, de ser necesario, también están preparadas para intervenir en otro tipo de acciones.

Ellas hacen parte de las 28 oficiales y 21 suboficiales asignadas al Cacom 5 de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), entidad que cumplirá su primer siglo en 2019 y que aunque empezó a incorporar mujeres profesionales en 1979, solo les dio posibilidad de tener ‘alas’ a partir de 2000, cuando se graduaron las primeras oficiales designadas para ser pilotos de aviones.

Desde febrero de 2016, María Alejandra se convirtió en la primera mujer en estar al lado derecho de la cabina de un Black Hawk, el puesto reservado para comandantes. A partir de enero de este año es habitual la compañía, a su izquierda, de Blanca Camila. La experiencia de Charry, 2.500 horas de vuelo en varios tipos de helicópteros entre 2007 y hoy, le dan confianza y seguridad a Hernández, quien apenas tiene un registro de 80 horas de vuelo, todas en Black Hawk, desde enero pasado.

 

La aerotécnica Fernanda Rodríguez, a su vez, es la segunda mujer en recibir este grado en Colombia y la primera de su clase en ser asignada al Cacom 5, unidad especializada en los helicópteros Sikorsky UH-60, a partir de enero de 2018.

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Estas aeronaves son el punto en común de María Alejandra, Blanca Camila y Fernanda, cada una de las cuales llegó por diferentes caminos a ellas. La capitana Charry voló un Bell 212 durante tres años y medio, luego un Huey UH-1 por cuatro años –en el que alcanzó también a ser comandante– y un Black Hawk, su meta desde la época de instrucción en vuelo en el que cumplirá tres años en febrero del año próximo. La subteniente Hernández logró llegar más rápido, luego de que, por ser una de las mejores de su curso, pudo seleccionar el tipo de nave al que quería ser asignada. Algo similar vivió la aerotécnica Rodríguez, a quien el amor por este equipo le surgió cuando lo vio por primera vez de cerca, mientras estaba en la escuela.

Las tres no han sentido discriminación dentro de la FAC, ni en la escuela ni ahora en su unidad, y tampoco consideran que hayan tenido un trato diferente por ser mujeres. Lo que sí dejan claro es que su elección de una carrera militar, al igual que para los hombres, es algo que implica sacrificios y esfuerzos a veces extremos, que se llevan o superan con el apoyo de compañeros y superiores.

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Las tres tienen metas dentro de la institución, pero la que ya está a punto de subir otro escalón es la capitana Charry, quien se encuentra en su curso de adiestramiento para ser piloto de prueba de Black Hawk –algo en lo que también sería la primera mujer colombiana–, lo que implica una mayor responsabilidad, toda vez que sería la encargada de verificar el óptimo funcionamiento de las aeronaves luego de un mantenimiento o una reparación y autorizar su operación a las tripulaciones.

Está previsto que en diciembre próximo termine estos tres meses de instrucción teórica intensiva, combinados con prácticas en simulador en Melgar y en vuelos en Antioquia, sin dejar de lado sus misiones en el Ángel, las que más le gustan.

fuente: https://www.semana.com

Héctor González

Fanático de la aviación, spotter con base en Paraguay.

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