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Se cumple 33 años del peor accidente de Aeroméxico en Cerritos

Un McDonnell Douglas DC-9-32 de la aerolínea Aeroméxico que realizaría el vuelo AM498 hacia el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, con algunas escalas. Y una tripulación conformada por 7 miembros, liderada por el Capitán Arturo Prom, a muy tempranas horas de aquel 31 de agosto de 1986, se disponían a subir al avión en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

La aeronave lucia los colores de la época, un livery muy distintivo en tonos naranja, plata y con el caballero águila y letras en blanco; se trataba del “Hermosillo” un DC-9-32 con matrícula XA-JED, que fue construido por el fabricante McDonnell Douglas en 1969.

El McDonnell Douglas DC-9, registro XA-JED, que protagonizó la tragedia en Cerritos, California.

A las 11:44 horas locales el capitán Arturo Prom, realiza el primer contacto con el controlador Walter White, quien se encontraba al frente de la pantalla de aproximaciones del Aeropuerto de Los Ángeles y le daba instrucciones al vuelo AM498 para un descenso a 7.000 pies de altitud y al rumbo 320, para interceptar el ILS final a la pista 25L (izquierda).

Desafortunada mente, otro avión que se encontraba volando en condiciones visuales (VFR) un Piper PA-28-181 Cherokee matrícula N4891F, incursionó equivocadamente en la trayectoria del DC-9 de Aeroméxico, en lo que supone es un espacio aéreo restringido para aeronaves en condiciones visuales y de dicho tamaño.

El Piper PA-28 se habia interceptado erróneamente en la trayectoria del DC-9, impactanto en el estabilizador vertical del mismo.

Ambas aeronaves no contaban con el sistema de TCAS (Traffic Alert and Collision Avoidance System), alerta, hoy en día indispensable para conocer los tráficos que vuelan a nuestro alrededor y protegernos de una posible colisión.

A las 11:52 horas locales, ambas aeronaves se encontraron en el cielo, el Piper PA-28 impactó contra el empenaje del DC-9; estructura que alberga superficies de controles primarias tales como el timón de profundidad (rudder) y los elevadores, que provocan que el avión efectúe guiñadas y cabeceos, movimientos críticos para cualquier aeronave.

El empenaje del DC-9 fue arrancado tras el impacto, dejando a la tripulación del Capitán Prom y su primer Oficial Héctor Valencia, una aeronave ingobernable, ya sin contar la condición estructural del Piper que quedó severamente dañado; dos aeronaves sin control, en pérdida y con el tiempo contado.

El DC-9 impactó contra el terreno en el suburbio de Cerritos; quince personas en tierra murieron más las 64 almas a bordo. Los restos del Piper también impactaron contra el terreno, en su interior el capitán William Kramer, esposa e hija quienes se dirigían a Big Bear Lake, procedentes del aeródromo Zamperini Field, tambíen perdieron la vida.

Restos del Piper PA-28, matrícula N4891F, después del accidente.
Vista aérea de la zona de impacto del DC-9.

La cadena de errores -sobre todo de procedimientos- generó que se realizaran en futuros vuelos, una mejor separación de tráficos en conflicto, y una mayor vigilancia por parte de los controladores y sus radares en los espacios aéreos restringidos para algunas aeronaves en los Estados Unidos.

En el suburbio de Cerritos, en el Jardín Escultórico, se construyó un monumento que recuerda con sus nombres a todas las víctimas del accidente.

Fuente: https://www.transponder1200.com/cerritos-31-anos-del-peor-accidente-aeromexico/

Fotos e imágenes: Créditos a sus autores.

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